Hablar de crisis en el siglo XXI no es nada nuevo. Sin embargo, la crisis actual del COVID-19 no tiene precedentes en la historia reciente, ya que ha puesto en jaque continentes enteros por un tiempo indeterminado. En esta situación de absoluta incertidumbre, muchas empresas han visto reducidos sus ingresos y, por lo tanto, han decidido ahorrar gastos para intentar sobrevivir, prescindiendo en primer lugar del marketing y la comunicación.
Por eso es importante reivindicar la importancia de la comunicación en tiempos de crisis, incluso en esta crisis tan poco convencional. Aparcar el marketing y la comunicación hoy puede hacer que la empresa arranque demasiado tarde mañana, en parte, al desaprovechar la oportunidad para crear imagen de marca.
Branding y comunicación en tiempos de crisis
Sin una estrategia de comunicación, cuanto más se alargue la situación de crisis más riesgo correrán las empresas de llegar tarde al reinicio de la normalidad.
Puede que parezca que el marketing no tiene sentido, en tanto que los negocios están cerrados u operando de forma excepcional, pero lo cierto es que, con la mayor parte de la población recluida en sus casas, el uso de Internet y el acceso a las redes sociales se ha disparado. La gente pasa más tiempo que nunca conectada en el ordenador o a través de los teléfonos móviles, y esto supone una oportunidad para que las empresas construyan y afiancen su imagen de marca en la red.
Una buena estrategia de branding que consiga que el público se identifique a nivel emocional con la empresa y la diferencie de la competencia nos ayudará a posicionarnos. Para ello hay que comunicar el propósito, los valores, creencias y hábitos de la marca, y no solo los productos o servicios. Además, trabajar el reconocimiento de marca a través de las redes sociales, los blogs y los demás canales de comunicación online hará que la empresa gane visibilidad y, por lo tanto, atraerá a nuevos posibles clientes.
Así pues, una vez se restablezca la normalidad, la empresa podrá ponerse al día más rápido que su competencia y además habrá ganado mucho en cuanto a imagen de marca y reconocimiento, lo cual tendrá beneficios a largo plazo. Por el contrario, si paralizamos toda comunicación con el público, nuestra presencia en la red se volverá invisible, los clientes terminarán cediendo a la incertidumbre y finalmente nos abandonarán. Por eso poner la maquinaria empresarial en marcha será mucho más complicado, ya que la competencia habrán captado a nuestros clientes habituales y también a los potenciales.
En definitiva, la comunicación, y especialmente el branding, pueden ser factores decisivos a la hora de determinar el futuro de una organización en tiempos de crisis, por lo que no conviene minusvalorar su importancia. Apostar por ella y aprovechar bien las oportunidades puede marcar la diferencia.
Deja tu comentario